Los límites en la maternidad
- La Casa de la Familia
- 8 abr
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Por: Débora Llanos

La maternidad ha sido históricamente un rol central en la vida de las mujeres, con una fuerte carga social que dicta cómo debe experimentarse y vivirse. Sin embargo, los cambios sociales han permitido que las mujeres participen activamente en el mundo laboral y busquen su desarrollo personal. A pesar de esto, se mantienen discursos que critican a las madres que trabajan, lo que puede reforzar la idea de que la mujer debe priorizar su rol maternal por encima de cualquier otro. Es así que, el establecimiento de límites se vuelve una herramienta clave para equilibrar la maternidad con el crecimiento personal.
En el caso de las mujeres, poner límites en la maternidad implica reconocer que pueden y deben tener espacios para desarrollar otros aspectos de su identidad, como ser pareja, amiga, hija, emprendedora, profesional, entre otros. Pero, esta dificultad de establecer límites, muchas veces proviene de la crianza y de los modelos familiares aprendidos. Desde pequeñas, muchas mujeres interiorizan la idea de que la maternidad es un rol de entrega absoluta, que ser una “buena madre” implica estar siempre disponible y postergar las propias necesidades.
Es así que, la dificultad de poner límites está asociada a lo vincular. La mujer no sólo enfrenta las expectativas sociales, sino también sus propios aprendizajes sobre lo que significa ser madre, ser mujer y pertenecer a una familia. En ese sentido, si en su entorno creció viendo que las mujeres sacrificaban sus necesidades por el cuidado de los demás, es probable que le resulte difícil priorizarse y genere culpa en las oportunidades donde sí se prioriza.
Aunque en la actualidad muchas mujeres han logrado integrarse al mundo laboral, todavía deben enfrentar barreras como la falta de políticas de conciliación entre trabajo y familia, la brecha salarial y la expectativa de que sean ellas quienes renuncien a sus carreras ante la maternidad. Aquí es donde los límites cobran importancia, ya que establecerlos significa reclamar el derecho a un espacio propio sin que esto sea percibido como abandono a la maternidad.
Además, poner límites, en este contexto de la maternidad, significa estar consciente de diversos aspectos. Por un lado, es fundamental diferenciar las propias expectativas y deseos, de las expectativas impuestas por la sociedad. En segundo lugar, el apoyo de la pareja, amigos y la red familiar, es clave para distribuir las responsabilidades y permitir que la mujer disponga de tiempo para sus necesidades personales en sus distintos roles, como persona. Finalmente, es necesario visibilizar la falta de políticas públicas, así como políticas dentro de las instituciones laborales, en favor del desarrollo de la mujer.
En conclusión, los discursos sociales aún refuerzan la idea de que la mujer debe priorizar su rol materno sobre cualquier otro. Ante esta realidad, los límites son una herramienta fundamental para que las madres puedan equilibrar su vida sin sentirse culpables por ejercer su derecho a crecer en distintos ámbitos. La transformación de estas narrativas requiere un cambio cultural que permita ver a la mujer como un ser integral, capaz de ser madre sin renunciar a su identidad y a sus aspiraciones personales.